Soy un hombre como cualquiera, me dí cuenta en el preciso momento en el que cruce la puerta y la primera gota golpeó mi nariz.
Con la lluvia que caía me permití refrescar el alma y alejar las antiguas historias y tus pesadas ironías. Ese instante me dió la esperanza de poder borrar esa historia, nuestra historia.
Es posible que no lo sepas pero todo comenzó cuando se me acabaron las excusas para evadir tus invitaciones. Fue cuando supe que estaba perdido. ¡Dios! si alguien me hubiera dicho en ese momento algo sobre el futuro no le habría creído una palabra. En fin, viéndolo desde otra perspectiva es así como he llegado hasta aquí.
Aunque jamás miré mi reflejo en tus ojos siempre encontré en ellos la razón para acercar mis labios a los tuyos.
- Destellos de pasión, decías.
Y cuanta razón había en esas palabras.
Hoy sin prisas logro detener la inercia de mi cabeza y me pregunto en que diablos estaba pensando, bueno ahora realmente dudo que en algún momento lo hubiera hecho.
Era una secuencia enfermiza, de tus ojos a tus labios. De los labios a tus pechos y de ahí a la perdición.
Bueno, en realidad de ahí hasta aquí, hasta hoy.
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