Cuando llueve mi mundo se detiene, me recuerda mi infancia, me habla de tiempos felices, de inocencia y etapas vividas. Pero también de sueños.
Así, de repente y sin mediarlo me veo envuelto entre esperanzas pasadas mezcladas con ilusiones futuras y deseos presentes.
Cuando el agua cae sobre mi rostro me siento vivo, me levanta, me llama. Así, sin esperarlo y sin pensarlo me doy cuenta de lo que tengo, de lo que valgo, de lo que fuí pero más aún de lo que soy.
Cuando su viento mece mi cabello me lleva a imaginar, a reir, a soñar. Así, sintiéndolo, entiendo lo que quiero, lo que deseo y lo que vivo.
Cuando escucho el trueno que estremece me despierto, abro los ojos y veo. Así, oyéndolo, me doy cuenta que el pasado marca, el presente dice y el futuro espera.
Hoy llueve y me recuerda que estoy viviendo un presente que construirá el futuro que deseo, que valoro cada instante contigo y que lo que más deseo es que sea eterno.
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