domingo, enero 08, 2006
Pasión
Me senté a esperarte. Tardabas años y comenzaba ya a impacientarme cuando te escuché llegar. Al abrir la puerta tu sonrisa como siempre cautivante inició el juego. Sabía que ese día sería diferente, tantas escenas repasadas en mi mente que al final estaba seguro que olvidaría el guión. Siete años son mucho tiempo, sin embargo parecían haber dejado un toque de madurez en ti, una mirada segura y un abrazo cálido lo confirmaron. Sentir tu cuerpo en contacto con el mío y tu pecho tocarme aceleró mi excitación. Percibir tu aliento en mi oído terminó por encenderme. Por instinto y arrastrado por el deseo busqué tus labios, tenía tus besos grabados en la memoria, fue muy grato confirmar que eran reales. Saboreé cada rincón de tus labios y cada sorbo de saliva. Incomparable fue tener tu cabello entre mis dedos. Poco a poco recorrí con mi lengua tu cuello y embriagado por el sabor de tus pezones no pude evitar mordisquear tu pecho. Desesperado por escuchar el gemido de tu corazón hice trizas la blusa arrancando de golpe tu sostén, paseando por tu espalda acaricié tu piel, la besé y bebí atrapado por tu amor. Exploré cada centimetro de tus piernas hasta que no pudiste más y apretando mi cuerpo explotaste en extasis con un grito de placer. Empapados en sudor te hice mía de un solo golpe; un oasis cálido y húmedo encontrado entre tus piernas, fuente inagotable de deseo que me conquistó con su movimiento. Tu pasión junto a la mía es única, inmensa e inigualable. ¿Crees que llegará a ser interminable?